El objetivo principal de un retrato hablado es capturar y transmitir características específicas del rostro y otros rasgos distintivos que ayuden a identificar a un sospechoso.
También es utilizado en casos de desaparecidos y los familiares no cuentan con una fotografia, por medio de la memoria de los allegados y la habilidad de los expertos pueden brindar una reconstrucción visual.
La creación de un retrato hablado implica un proceso colaborativo entre un perito forense y el testigo o la víctima. El perito forense, con su experiencia en entrevistas y análisis facial, guía al testigo o la víctima a través de una serie de preguntas específicas para obtener información precisa sobre la apariencia del sospechoso. Se recopilan detalles sobre la forma de la cara, el color y estilo del cabello, la forma de los ojos, la nariz, la boca, la presencia de barba, bigote o cualquier otro rasgo facial significativo. También se pueden incluir características distintivas como cicatrices, tatuajes, pecas u otros detalles relevantes.
Una vez recopilada la información, se plasman los detalles descritos en un dibujo o ilustración. En algunos casos, se utilizan programas de dibujo computarizado para crear retratos hablados más precisos y realistas. El objetivo es crear una representación visual lo más fiel posible a la descripción proporcionada.
Es importante tener en cuenta que los retratos hablados son una herramienta complementaria en las investigaciones criminales y no deben considerarse como una representación exacta de la apariencia de un sospechoso. La memoria y la percepción pueden variar entre los testigos, y los retratos hablados pueden tener limitaciones en cuanto a la precisión y la capacidad de capturar detalles exactos. Sin embargo, en muchos casos, los retratos hablados han sido útiles para generar pistas y contribuir a la identificación de sospechosos.
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